6 Ajna
EL CHAKRA DEL TERCER OJO
LLamado también “Tisra Til” es el sexto de los centros energéticos de nuestro cuerpo, es el asiento de la mente y el alma, desde el cual nuestra atención se dirige al mundo a través de las nueve puertas que tenemos en el cuerpo (los dos ojos, los dos oídos, las dos fosas nasales, la boca y los dos orificios inferiores).
Es el centro integrador de la personalidad por encima del dualismo de la psicología humana; a través de este chakra podemos trascender el tiempo y las limitaciones que nos impone el mundo físico, entrando en los territorios de la imaginación, el simbolismo y la metafísica. Su función principal es la de desarrollar una mente fuerte, independiente y clara para poder crear nuestra realidad a nivel mental, físico y emocional. Es el centro de la visión interna, es decir, que nos ofrece la posibilidad de intuir las cosas que no nos son evidentes. Nuestras experiencias e ideas clarifican las percepciones que podamos tener a través de este chakra.
Por medio de este chakra tenemos acceso a niveles superiores de espiritualidad a través de la sensibilidad y la apertura de la mente, a la vez que nos aporta los dones de la reflexión espiritual y la contemplación de nuestro interior. El Ajna es de una energía muy consciente que a pesar de estar todavía sometida a la condición humana, en ocasiones nos permite ver la realidad de las cosas sin caer en la influencia que nos producen los aspectos terrenales.
Se le relaciona con la intuición, el idealismo, la imaginación, la clarividencia, el simbolismo, la sensibilidad hacia todo lo que nos rodea y con los sueños. El crecimiento interior y la madurez están profundamente conectados con este chakra ya que nos abre los ojos a las verdades profundas y al contacto con el mundo místico, conectándonos con la fuente infinita de sabiduría y ofreciéndonos la posibilidad de adquirir conocimiento y discernimiento.
El Chakra Ajna proporciona energía a todos los sentidos; esta energía es la que necesitamos para ampliar nuestro concepto de cómo nos vemos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea; nos ayuda a superar las dificultades que aparecen en nuestra vida cotidiana y a despertar nuestras mentes a través del entendimiento. El trabajo con el sexto Chakra tiene que ver con el “ser testigos” de nuestro comportamiento, de nuestros pensamientos y nuestros sentimientos.
REPRESENTACIÓN DEL MANDALA
Color índigo – El color índigo o añil, surge de la mezcla del color azul (movimiento) y el color violeta (impulso). Es el color de la curación universal. Su vibración produce una gran transformación al más alto nivel espiritual y mental, aportando sosiego y paz. La luz índigo se la asocia a la espiritualidad y a la conciencia, a la lealtad, a la integridad, a la devoción, a la clarividencia y a la colaboración.
Trabaja a nivel del inconsciente y subconsciente, proporcionando inspiración y estados elevados de meditación. La exposición a este color favorece la imaginación y la intuición, es muy útil para facilitar el equilibrio entre la mente y los sentimientos, y devolver el equilibrio y la paz al propio ser, ya que proporciona un efecto de limpieza sobre los trastornos emocionales. Este color nos pone en contacto con nuestras tendencias artísticas y creativas, con el misterio y la percepción de la belleza y de los grandes ideales, inspirándonos sensibilidad, idealismo y compasión.
Representa la espiritualidad relacionada con los hechos de la vida, con la cotidianidad, el conocimiento y la percepción. El índigo es un color frío y eléctrico que actúa profundamente sobre la psique activando el funcionamiento del cerebro, aunque a su vez, puede convertirse en un poderoso sedante. Este color se utiliza en casos en los que la energía está bloqueada, parada o estancada, ya que ayuda a equilibrar la mente y a transformar las obsesiones y los miedos.
© Tat Estrada
del libro «Los Chakras, mandalas de energía» Edit. mtm